El comportamiento está muy relacionado con la salud, pero no todo comportamiento está relacionado con ella. Es importante tener en cuenta que la conducta individual puede minar la salud tanto como protegerla y conservarla. En una sociedad con prevalencia de enfermedades crónicas y una población que está envejeciendo, se hace imperante la adopción de estilos de vida saludables para un envejecimiento sano.
Aunque las campañas de salud pública están encaminadas a sensibilizar sobre los efectos benéficos o perniciosos de determinadas conductas sobre la salud, es importante tener en cuenta que los individuos no actúan únicamente en función de sus motivaciones para proteger su salud o reducir su riesgo de padecer enfermedades; es importante tener en cuenta los múltiples factores psicosociales que influyen sobre el comportamiento saludable (religión, comodidad, tabúes, tradiciones, publicidad, familia, coetáneos, opiniones sobre la salud, etc.)
Dieta sana
La alimentación tiene un papel importante, tanto en la salud como en el estado de la enfermedad a largo plazo. (video hábitos alimenticios). Dada la evidencia de los fallecimientos a causa de cáncer pueden ser atribuibles a una mala dieta, en especial a dietas que tienen una significativa ingesta de alimentos con alto contenido en grasas, sal y poca fibra resulta obvio que se definan directrices sobre cómo comer en forma sana a la vez que se trabaja en la identificación de aquellos factores que facilitan la adopción de conductas saludables.
Comer frutas y verduras
No obstante la creciente sensibilización de la población en relación a la importancia de la alimentación y la salud, las frutas y verduras tienden a no ser un alimento popular entre los jóvenes a diferencia del pan blanco, aperitivos salados, galletas, papas y bollería (vease: Los adolescentes españoles y su salud). El hecho de que un alimento “sepa bien” esta en relación directa con el contenido de azúcar y grasa.
Así entonces, dado que la preferencia alimenticia se aprende a través de la socialización en el ambiente familiar, los alimentos que se ofrecen en casa (dado que marcan las preferencias futuras) deben guardar ciertas características: prevalecer los alimentos cocinados por la madre ante los precocinados/procesados adquiridos en el mercado; deben ser bajos en grasa y, de preferencia ser orgánicos; tener bajo contenido en especies y sazonadores; se deben tomar en cuenta las texturas y por último, se debe dar preferencia a las carnes blancas, fruta, verduras, cereales y legumbres.
